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Radio Mapuche Aukinko

Una Ventana a la Cultura Mapuche

A la memoria de José Osvaldo Millanao Millape, “el Gringo”

Feb 19, 2023

La última vez que estuve con el “Gringo” Millanao fue el fin de semana recién pasado, en el ngillatun de la Comunidad Autónoma de Temucuicui, su comunidad, el día previo a la madrugada del lunes 6 de febrero de 2021, cuando ya no pudo más en la lucha que tenía hace un tiempo con los males que le aquejaban, y se nos fue al Wenumapu, al descanso.

Nos vimos a lo lejos, nos acercamos y nos abrazamos, como siempre, con risas, con recuerdos, nos pusimos al día con nuestras vidas, con la complicidad que se tienen los wenuy, agradecido de verlo, porque eso tenía el Gringo, te hacía feliz estar con el.

Con el Gringo hablamos muchas veces, hoy creo es el momento para recordar y compartir el nütram que tuvimos la tarde del 17 de junio de 2021, día en que subimos al cerro Iñimahuida, al interior del fundo Alaska, el mismo lugar donde siendo un niño participó en su primera recuperación de tierras, una historia que formó parte de un momento fundamental en su vida, de días y noches que lo marcaron para siempre, hasta el último de sus días, y que forjaron al gran ser humano del que hoy nos despedimos.

Llegué a su casa temprano, “Vamos -me dice- al lugar en el que te voy a hablar”. Subíamos cerro arriba, haciendo comentarios de lo que íbamos viendo, porque el Gringo era gran conversador, riéndonos, porque con el Gringo era imposible no reírse, con su humor agudo e inteligente, hasta que cambia el tono de su voz, y señalando una explanada a medio cerro me dice, ahora serio y como mirando hacia el pasado: “Aquí fue, aquí levantamos campamento”.

Respira profundo y comienza su relato, que comparto con ustedes como un sentido homenaje a un hombre bueno, generoso, comprometido, luchador, sencillo, alegre, buen amigo de sus amigos, solidario, un norche, una persona justa, que actuó en su vida con rectitud y sabiduría, un ejemplo para todos los que le sobrevivimos:

“Yo participé en la primera recuperación del fundo Alaska, el año 68, yo era niño todavía, …aquí nació la cosa, antes de eso no habían recuperaciones, los viejos se acordaban sí de nuestras tierras antiguas, lo repetían, “nuestras tierras”, y un día se vinieron a vivir aquí, a la recuperación, al fundo Alaska. Hicieron campamento en este lugar, el dirigente era Lorenzo Queipul, estaban también Lorenzo Huenchullan, Pedro Nahuel, Eugenio Queipul, Ignacio Queipul.

La gente se organizó y subió, “vamos a recuperar nuestras tierras, lo que dijeron nuestros abuelos”, eso conversaban siempre los viejos. Estuvimos harto tiempo arriba, hasta que la gente -con el hambre, con que había que trabajar- comenzó a bajar, por el mes de octubre ya se fueron todos y quedamos con un viejo arriba, Pablo Cañío se llamaba, “Malle, que vamos a comer” me decía, y no había ninguna cosa para comer, hasta que hirvió un poco de agua con aji refregado, ‘salaíto’, y ‘chucha que me gustó a mi’, pero no había pan, no había nada, éramos los dos no más los que quedábamos no más, el cuidaba los bueyes, y yo estaba con él, estuvimos un año, un poco más, un poco menos.

Después, el año 70, niño todavía, fui a buscar leña un día, de mi casa para arriba, también dentro del fundo Alaska, y cuando volví estaban los viejos con sus chuecas, con sus calcetines de lana, listos para la batalla, habían como 15 viejos mas o menos. Serían las 4 y media, más o menos, y llegaron a las casas de Paterson, el dueño del fundo Alaska, el viejo en la chimenea ‘echadito p’atrás’, “¿Que pasa?”… “Con permiso”, dijeron los peñi y entraron, nada de patrón, don Paterson o señor, y “Vamos p’a fuera, hasta aquí llegó su momento, confórmese con lo que se va a llevar de su riqueza que hizo con nuestras tierras y p’afuera no más”. No lo dejaron más entrar a la casa, los mapuche quedaron dentro. Todo se hizo bajo cuerda, sin avisar, nada, de sorpresa… Estuvo lindo eso, yo lo vi todo. Le dieron unos días, el viejo Paterson agarró sus cosas, en un camión 3/4, y se fue, no volvió más, ahí ya tenía 17 años yo.

Ahí fue el inicio de todo, de la recuperación, ahí se trabajó hasta el 73, en el Comité de Producción Carlos Cortes Días, se llamaba, en la Reforma Agraria, hasta que nos expulsaron de nuevo de nuestras tierras, en la dictadura.

Años después, en los 90, entramos de nuevo, una y otra vez, ya era de Forestal Mininco, y el 2000 se recuperó definitivamente, es nuestro, y cumplimos lo que conversaban los viejos antiguamente, que comenzó el año 68, los viejos que nos dejaron ese recuerdo. Los viejos tenían la inteligencia de que nos dejaron esta historia de que ellos supieron cómo llegaron los colonos, de que estas tierras eran nuestras, y que cuando llegaron los atrincaron y no podían criar ni animales, de cómo los achicaron, en cambio los colonos con tremendo fundo y muchos animales, …y los viejos dele con ese recuerdo y esa palabra”.

Los momentos relatados por el Gringo tuvieron, tienen y tendrán una profunda importancia para su comunidad, la Comunidad Autónoma de Temucuicui, para las comunidades vecinas, para el pueblo mapuche, en la medida que marcaron la ruta para lo que vendría, para la recuperación de las tierras antiguas, de Nilontraro, de la Romana, de Pailahueque, las tierras que fueron despojadas luego de la invasión militar de Wallmapu y entregadas a colonos por el Estado chileno:

“Aquí nació la cosa, antes de eso no habían recuperaciones”, sentencia, una vez más, en palabras que se escucharán por siempre.

“Ya,bajemos”, me dice, y de camino de vuelta a su ruka le pregunto “¿Gringo, cual es tu nombre?, porque no te llamay Gringo”… se da vuelta, se ríe, y contesta:

“No, me llamo José Osvaldo Millanao Millape, pero todos me conocen por Gringo, …por Gringo Chico también me conocen algunos”.

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