El hablar el idioma de nuestro pueblo es fundamental y ayuda mucho a comprender a cabalidad el entramado sapiencial Mapuche, no obstante, el hablar mapudungun no es sinónimo de comprender el pensamiento Mapuche o su matriz filosófica, parafraseando a la lamngen Quintreman, el olor de la mentira se siente no se pronuncia.
Nuestra Cosmovisión supera con creces la fonética de mercado, en la oralidad de nuestro pueblo hay mucho más que eso, por ejemplo, que se habla con el corazón.
Una oralidad situada, territorial y comunitaria, una posibilidad ancestral como alternativa a la esquizo hegemonía eurocentrista que se presenta experta en construcción de mundos ficticios sostenida en su consigna “el lenguaje construye realidades”.
Es el momento de abrir paso a la filosofía Mapuche, a esa del humano vinculado a la naturaleza, la filosofía del aquí y ahora en plenitud, la de sendero colectivo y libertario… debemos recuperar el modo que se ofrece sin obstáculos ni condición mínima para iniciar un camino de reconstrucción o de empezar a ser Mapuche.
Via Ricardo Inalef