La Reserva Kawésqar, en la Patagonia más austral, también presenta niveles de riesgo, aunque en menor intensidad. Los investigadores del IEB destacaron que estos bosques de algas no solo son sumideros de carbono cruciales para combatir el cambio climático, sino que también protegen las costas de eventos climáticos extremos y actúan como filtros biológicos, previniendo la eutrofización y manteniendo la calidad del agua.
Las macroalgas, en particular la especie Macrocystis pyrifera (huiro flotador), pueden alcanzar hasta 70 metros de altura y son fundamentales para estructurar hábitats marinos. Estos bosques submarinos, distribuidos a lo largo de la costa chilena, destacan por ser uno de los pocos ecosistemas marinos casi inalterados por actividades humanas a nivel mundial. Sin embargo, su futuro está en peligro.
Frente a esta crisis, la Campaña Bosques Azules, impulsada entre 2023 y 2024, buscó concientizar sobre la importancia de estos ecosistemas. Bajo el lema “Salvemos los Bosques Azules de la Patagonia”, la iniciativa ciudadana promovió prácticas sostenibles y políticas de conservación efectivas. La campaña destacó que estos bosques marinos, dominados por huiros y cochayuyos, son esenciales para mitigar el cambio climático y mantener el equilibrio ecológico marino.
A pesar de su relevancia, los bosques azules enfrentan amenazas crecientes, como la deforestación marina debido a la extracción excesiva de algas para industrias alimentarias, farmacéuticas y cosméticas. Carolina Camus, directora del Núcleo Milenio de Agronomía Marina de Algas (MASH), propuso el cultivo de algas como una solución sostenible. “El cultivo no solo provee biomasa y reduce la presión sobre las praderas naturales, sino que también ofrece servicios ecosistémicos”, explicó durante su participación en el Congreso Futuro 2025, destaca la publicación del diario El País.
Cabe consignar, que la Campaña Bosques Azules urgió a implementar estrategias que respalden la investigación científica, promuevan la concientización y establezcan normativas para garantizar la preservación a largo plazo de estos ecosistemas. “Proteger los bosques azules no solo resguarda la biodiversidad marina, sino que fortalece la resiliencia frente al cambio climático y protege el corazón mismo de los océanos”, señalaron desde la iniciativa.
En un contexto donde las cumbres mundiales sobre cambio climático comienzan a reconocer la importancia de estos ecosistemas, la investigación del IEB resuena como un llamado urgente a la acción. La preservación de los bosques de algas gigantes aparecen no es solo como una prioridad ambiental, sino una necesidad global para asegurar el futuro del planeta, destacan