En el contexto del pueblo mapuche, el uso de abono orgánico en sus huertos frutales refleja una conexión profunda con la tierra y su cosmovisión basada en la armonía con la naturaleza. Estas prácticas agrícolas tradicionales transmitidas de generación en generación han permitido mantener la fertilidad de la tierra durante siglos y preservar la biodiversidad local. El abono orgánico se alinea con los valores culturales y la sabiduría ancestral de los pueblos originarios, y contribuye a la conservación de sus conocimientos tradicionales y la preservación de su identidad cultural.
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