Fotografía del joven tehuelche llamado Bonifacio, tomada a principios de 1905 en Buenos Aires, luego de su regreso de un viaje por Estados Unidos.
Bonifacio y otros seis tehuelches fueron llevados a Norteamérica para ser exhibidos en la sección antropológica de la denominada “exposición internacional” de la ciudad de Saint Louis en el estado de Missouri. Este evento reunía a numerosos integrantes de pueblos originarios de diversas partes del mundo para ser presentados, ante la curiosidad de la población blanca, como seres pertenecientes a “razas primitivas” que estaban siendo completamente subyugadas por la civilización, en lo que prácticamente podría catalogarse como un gigantesco zoológico humano.
Aprovechando que también se realizarían los juegos olímpicos en la ciudad, se llevó a cabo una versión alternativa con los pueblos nativos para supuestamente demostrar que sus condiciones físicas eran inferiores a las del hombre blanco. Aunque en general se notó una baja calidad en los participantes indígenas (debido a que no tuvieron una preparación previa), los tehuelches demostraron buenas condiciones en las competencias. Bonifacio sobre todo se destacó en el manejo del lazo, diciendo él mismo: “nosotros a la fuerza les ganábamos”.
Durante su estadía de cuatro meses en Estados Unidos, los tehuelches llegaron a “civilizarse completamente”, según narraba un periodista de la época, debido a que vistieron traje, aprendieron a comer con cubiertos, a firmar, y hablar algunas palabras en inglés. Se dice también que fueron “los niños mimados” del encargado de la sección antropológica, y que eran los únicos indígenas en todo el evento que tenían permiso para salir del recinto de la exposición, incluso hasta la media noche.
Una vez regresados a Argentina, los tehuelches fueron examinados por un reconocido antropólogo del Museo de La Plata. Éste describió que Bonifacio era robusto, alto y de musculatura entrenada, además destacaba que por su peculiar fisonomía parecía tener sangre de “puelches y araucanos”.
Al parecer la mayoría de los tehuelches que participaron del evento pudieron regresar a su tierra natal de Santa Cruz en la Patagonia, sin embargo, a Bonifacio se le perdió el rastro en Buenos Aires y no se supo más de él. Antes de su desaparición, durante una entrevista, Bonifacio mostró su preocupación por lo que quedaba de su gente, diciendo: “qué va a ser de nuestros pobres paisanos de la manera en que nos manejan nuestros gobernantes”.
|| Por Lientur Mangel en facebook